Todos los desechos que se producen en la habitación de Teresa Romero, la paciente aislada con el virus del ébola, tienen un protocolo específico para su eliminación. Según el documento, la habitación dispone de tres contenedores negros para los restos —dos en el cuarto y uno en la esclusa exterior—, clasificados como residuos biosanitarios especiales de pacientes con infecciones “altamente virulentas” o de “muy baja incidencia en España”, como este virus.
La vajilla es desechable, y se debe tirar a uno de los cubos de la habitación, según establece el protocolo para el ébola del hospital de La Paz, fechado el pasado agosto. Si la paciente usa el baño, debe mantener una precaución especial. Tiene que echar “media botella” de lejía en el baño antes de vaciar la cisterna. La lejía, compuesta fundamentalmente por cloro, desactiva el virus y lo destruye, según distintos expertos. Pero el documento especifica que el paciente solo podrá usar el baño si se le puede “instruir” y se puede garantizar que hará la desinfección. En caso contrario, debe llevar pañales que también se echan al cubo negro.
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Cuando sus compañeras de trabajo entran a asear su habitación, no pueden sacudir su ropa ni la ropa de cama, que también se debe echar en los cubos, en los que colocan bolsas impermeables de color rojo. En el otro contenedor se echan los residuos “punzantes” para los que hay envases específicos. Las limpiadoras que entran a diario a su habitación deben asear el cuarto con dos productos específicos de desinfección. Son el SPRINT H-100, un detergente y desinfectante clorado específico para zonas hospitalarias o una solución alcohólica desinfectante conocida como Big Spray. Los materiales no desechables que se tienen que sacar de la habitación de la enferma, se limpian con estos mismos productos.
En esos cubos se desechan también los trajes del Equipo de Protección Individual (EPI) de los enfermeros, médicos y resto del personal sanitario que atiende a la enferma y a los otros pacientes que están en observación. Cuando las bolsas rojas están llenas “en dos terceras partes” se cierran y se tapa el contenedor “asegurando el cierre definitivo del mismo”. Esos contenedores tienen que limpiarse tres veces antes de almacenarlos y son retirados por personal que también va ataviado con los trajes especiales de protección, según el protocolo.
La primera limpieza es antes de sacar el cubo a la esclusa; la segunda, en este habitáculo y otra más una vez fuera de la zona restringida. Se retira con trajes especiales. Para bajarlos, se debe bloquear el ascensor “para uso exclusivo” del traslado y después desinfectarlo. Los residuos se llevan a un almacén, separados de otros desechos. Se desinfectan por tercera vez y se dejan para que los retiren los operarios de Consenur, la empresa que gestiona todos los residuos del Servicio Madrileño de Salud. Ni esta empresa ni la Consejería de Sanidad madrileña atendieron ayer a este periódico para tratar este asunto.