Con la voz muy cansada, Teresa Romero, la auxiliar de enfermería contagiada con el virus del Ébola, ha afirmado a EL PAÍS que el posible origen del contagio pudo estar en la manera en que se quitó el traje de protección tras acceder a la habitación del religioso Manuel García Viejo. "Creo que el fallo está en quitarse el traje. Lo veo como el momento más crítico, en el que pudo pasar, pero no lo sé seguro". De esta manera, Romero apunta, desde la habitación de aislamiento de la sexta planta del hospital público Carlos III de Madrid en la que fue ingresada la madrugada del martes, cuál pudo ser el fallo que provocó el contagio, después de atender al misionero, que falleció el 25 de septiembre. "Espero salir de esta, tengo que salir de esta", ha asegurado con un hilo de voz y esperanza. "Hoy no tengo fiebre, me encuentro algo mejor”, ha señalado la primera persona contagiada por ébola en Europa.
MÁS INFORMACIÓN
- La UE revisará los protocolos de seguridad frente al ébola
- Rajoy y Mato defienden su gestión: “Dejen trabajar a los expertos”
- La contagiada de ébola hizo vida normal en su barrio durante 10 días
- Faltó planificación y formación del personal, según los expertos
- Diario del ébola | Limpieza en la vivienda de la afectada
"Estoy bien, bueno, es un decir, estoy mejor", ha descrito la auxiliar de enfermería con 15 años de experiencia, que entró dos veces en la habitación del segundo fallecido por ébola. Una de ellas para atenderle y, en el segundo caso, para limpiar la estancia tras su fallecimiento. Aún así, hoy no tiene fiebre, tal como ha explicado ella misma que no ha querido dejar pasar la oportunidad de agradecer a sus compañeras el trato que está recibiendo. "Esto muy agradecida a las compañeras, me dicen que mucho ánimo".
Por su parte, Germán Ramírez, del servicio de Medicina Interna de la Unidad de Enfermedades Tropicales de La Paz-Carlos III, ha informado de que ha hablado en tres ocasiones con la enferma para repasar los movimientos que hizo en las dos ocasiones que tuvo contacto con el religioso García Viejo. Romero, según el sanitario, cree que pudo haberse contagiado cuando se tocó la cara con los guantes al quitarse el traje, después de la primera visita. "Puede que no haya sido un error, sino un accidente", ha añadido, informa J. J. Jiménez Gálvez. También la subdirectora médica del hospital, Yolanda Fuentes, ha afirmado que este tipo de maniobras pueden pasar inadvertidas y que ha sido hoy, miércoles, cuando la auxiliar ha comentado lo ocurrido.
Romero, auxiliar clínica de 44 años, con 15 años de experiencia y origen gallego, le da vueltas a qué pudo pasar en las dos veces que entró en la habitación de Manuel García Viejo, el segundo fallecido por ébola. Una de ellas para atenderle y, en el segundo caso, para limpiar la estancia tras su fallecimiento. “El fallo ha podido estar en quitarse el traje, lo veo como el momento más crítico, pero no lo sé”, explica. Pero concluye: “No sé ni yo lo que ha podido pasar”.
Los médicos que atienden a Teresa Romero han relatado a las puertas del hospital Carlos III la última versión de la contagiada del ébola sobre la posible vía de contagio del virus: el contacto de los guantes que usaba con su propia cara al quitarse el traje tras uno de los contactos con los misioneros enfermos a los que asistió.
Asegura que pasa las horas de aislamiento durmiendo y mirando el móvil, a través del que se ha puesto en contacto con EL PAÍS. Señala que no se entera “mucho” de lo que está pasando fuera. Cuenta que tiene una televisión en la habitación pero ni siquiera sabe si funciona. Teresa Romero está “muy agradecida” al personal que le atiende, sus propios compañeros de trabajo. “Me dicen que mucho ánimo”, añade. “Espero salir de esta, tengo que salir de esta”, se despide.
En declaraciones a Cuatro, la auxiliar de enfermería ha asegurado que nadie le dijo que estaba infectada y que se enteró por la web de EL PAÍS, a la que accedió desde su teléfono. Además, ha admitido que no le contó a su doctora, que le atendió en el centro de salud que había estado en contacto con infectados por el virus. Después, cuando empezó a encontrarse peor, llamó al 061 y una ambulancia acudió a por ella, para trasladarla al Hospital de Alcorcón. "Los enfermeros que me trataron iban vestidos normales, sin protección". Una vez ingresada, le preguntó al médico por el resultado: "No me lo quiso decir y yo ya sospeché", ha señalado.