¡Alabado sea Jesucristo!
México, D.F., Abril 9 del 2015
V.6.- JESÚS ANTE PILATO
(Mt 27, 11-14; Mc 15, 2-5; Lc 23, 1-7; Jn 18, 28-38 19,1)
“De la casa de Caifás llevan a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder así comer la Pascua. Salió entonces Pilatos fuera hacia ellos y dijo:
‘¿Qué acusación traéis contra este hombre?’ Ellos le respondieron: ‘Si éste no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado.’ Pilatos replicó: ‘Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra Ley.’ Los judíos replicaron: ‘Nosotros no podemos dar muerte a nadie.’ Así se cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué muerte iba a morir.
Entonces Pilatos entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: ‘¿Eres tú el rey de los judíos?’ Respondió Jesús: ‘¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?’ Pilatos respondió: ‘¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?’
Jesús respondió: ‘Mi Reino no es de este mundo.
Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido
para que no fuese entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí.’
Entonces Pilatos le dijo: ‘¿Luego, tú eres rey?’
Respondió Jesús: ‘Sí, como dices, soy rey.
Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo:
para dar testimonio de la verdad.
Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.’
Le dice Pilatos: ‘¿Qué es la verdad?’ Y dicho esto, volvió a salir hacia los judíos y les dijo: ‘Yo no encuentro ningún delito en él. Pero es costumbre entre vosotros que os ponga en libertad a uno en su Pascua. ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al rey de los judíos?’ Ellos volvieron a gritar diciendo: ‘¡A ese no; a Barrabás!’ Barrabás era un salteador.”
Ahora les toca a ‘las autoridades militares del Imperio Romano’. ¡Con todos lo intentará Satanás! ¡Con propios y con extraños!, más aún con el reciente ‘error’ de los judíos de sentenciarlo a muerte; pero se mantendrá al acecho del Mesías para que caiga cuanto antes, para que desista ya.
El Juicio ante el Tribunal Supremo de los Judíos, terminó con una acusación ‘formal’ a Jesús de Nazaret porque “Él mismo se declaraba Hijo de Dios”; por ello le condenaron a muerte los Sumos Sacerdotes, los escribas y Fariseos, porque esa afirmación era una blasfemia grave ante las Tradiciones, La Ley de Moisés y Los Profetas. Ésta, sin embargo, no era una razón suficiente para ser condenado a muerte por la ‘Lex Romana’; así que el Sanedrín cambió la incriminación por: “Jesús de Nazaret se hace llamar Rey de los Judíos”, lo que sí merecía la intervención del Procurador y del Derecho Romano.
Cuando Roma conquistaba una nación, bien fuera por derrota militar o por acuerdo expreso (como en el caso del Pueblo Judío), se establecían todos los niveles de gobierno que tenía el Imperio. Igualmente se acordaban los campos de acción respecto de justicia, impuestos, milicia, educación y costumbres. La única ley que imperaba, era el Derecho Romano; ningún nivel de gobierno podía sentenciar a muerte a nadie, si no mediaba un juicio con base en la Lex. Y, además, los infractores a esta disposición serían considerados como reos de asesinato. Muchas sentencias dentro de la Lex Romana tenían como pena la muerte del o de los individuos; pero dentro de las acciones más penadas estaban las insubordinaciones, las revueltas y los intentos de establecer nuevos gobiernos o dominaciones por parte de los locales; éstos casi siempre eran masacrados.
A este respecto, la Provincia de Judea siempre fue un ‘dolor de cabeza’ para todos los gobernantes Romanos, pues los grupos de ‘liberacionistas’ permanecieron constantes en los cinco siglos de la dominación. Fariseos, Saduceos, Neo Jebuseos, Asómenos, Esenios, Zelotes y Barcokebas, combatieron a los Romanos activamente durante doscientos cincuenta años. Con algunos se llegaron a acuerdos (incluso se establecieron reinos), pero con otros no hubo más remedio que las ‘matanzas romanas’, esa labor de exterminio que realizaban las legiones romanas en donde eran muertos todos los habitantes de un pueblo o ciudad, hasta su desolación total.
Así, pues, presentarle al Procurador Romano a Jesús de Nazaret como ‘Rey de los judíos’, con ‘seguidores’ y ‘nuevas ideas de establecimiento de un reino’, sería un argumento muy convincente con fatales consecuencias para él y muy buenas perspectivas para los Fariseos, que eran la clase gobernante de Judea. Las preguntas que hace Poncio Pilatos a Jesús, son las que haría a cualquier ‘sublevado’ en contra del Imperio. Pero las respuestas de Cristo, trascienden por mucho el poder terrenal del Procurador, llevando a su plena dimensión el asunto de su existencia. ‘¿Eres tú el rey de los judíos?’ Respondió Jesús: ‘¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?’ Toda la conversación gira en ese sentido. Al primero le preocupa un reino más en la Provincia de Judea; pero al segundo eso le tiene sin cuidado, ya que el Reino de los Cielos es su meta final.
‘Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?’ Jesús respondió: ‘Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí.’ Entonces Pilatos le dijo: ‘¿Luego, tú eres rey?’ Respondió Jesús: ‘Sí, como dices, soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.’ Esto es lo más parecido a una conversación entre dos personas que hablan diferente idioma, pero que muy amablemente atienden a su interlocutor: uno pregunta una cosa y el otro contesta otra totalmente diferente, pero ambos se dan por bien correspondidos.
Y es aquí en donde se escapa de las manos del mismísimo Demonio todo su acecho contra el Mesías. Satanás ha manejado solo en el ‘plano humano’ la existencia de ‘Dios hecho hombre’, queriéndose aprovechar de la ‘insaciable ansia de poder de los hombres’, que él mismo les ha enseñado; pero ha descuidado el verdadero sentido de la ‘Encarnación del Verbo’, que de siempre tuvo una escala Divina y Celestial. Ya nada ni nadie podrán evitar el devenir de los acontecimientos; ‘la plenitud de los tiempos’ en la Dimensión de Dios, ha llegado a su cumplimiento y eso está por encima de cualquier cosa o persona, bien sea humana o no.
¡Ahora sí, Satán, se te ha revertido la voluntad humana! Esa que siempre abusaste en tu favor, hoy se presenta contraria a tus infames intereses. Como esencialmente eres carente de bien, no sabes manejar el libre albedrío en el hombre y ello te ha llevado al fracaso. Tus acechos contra el Mesías se tornaron más ‘humanos’ de lo que eras capaz de controlar. En breve perderás; y todo lo que hagas en adelante, solo mostrará tu iniquidad, que es de lo que está hecho.
Afectísimo en Cristo de todos ustedes
Antonio Garelli
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