En esta vida todos deseamos sin duda ser felices, ser toda  una vida alegre, sin preocupaciones, sin ningún problema. Por lo general la gente cree que la felicidad se basa en lo que logras y adquieres pero la verdad es que la felicidad no es un acontecimiento; es un estado mental ya que puedes tener todo en el mundo, todo lo que te propongas y seguir siendo alguien miserable o bueno desafortunada, o puedes tener relativamente poco y sentir alegría sin límites. Nos ha pasado que a veces decimos cosas como “seré feliz cuando…” ya veces ese futuro nunca llega, vemos el ser feliz como un objetivo, una meta a alcanzar, algo que debe ser logrado por esfuerzo de conseguir el objetivo que pensamos que es lo que nos hará felices.

La felicidad es el poder de dominar el arte de apreciar y de disfrutar constantemente lo que uno ya tiene. Si realmente aprecias todo lo que tu vista percibe, entonces los sufrimientos son muy insignificantes. Pero si lo das todo por sentado, entonces ya  nada en la vida te dará felicidad. La felicidad es una decisión mental, ya que, ya sea la felicidad o el sufrimiento no son hechos objetivos, sino que nacen de mi forma de interpretar la vida, son juicios que me encuentro para mi buen o mal vivir y que no dependen de las circunstancias.