LA PREDICACIÓN DE JUAN EL BAUTISTA

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¡Alabado sea Jesucristo!

México, D.F., Septiembre 3 del 2014.

I.9.- LA PREDICACIÓN DE JUAN EL BAUTISTA

(Mt 3, 1-12; Mc 1, 1-8; Lc 3, 1-12)

“En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea; Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene; en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la Palabra de Dios, a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.

Y se fue por la toda región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:

            ‘Voz del que clama en el desierto:

            preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas;

            todo barranco será rellenado,

            todo monte y colina será rebajado, lo tortuoso se hará recto, las asperezas serán caminos llanos.

            Y todos verán la salvación de Dios.’

Decía, pues, a la gente que acudía para que les bautizara: ‘Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado de la ira inminente?  Dad, pues, frutos dignos de conversión y no andéis diciendo en vuestro interior: ‘Tenemos por padre por Abrahán’; porque os digo que puede Dios de estas piedras dar hijos a Abrahán.  Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé fruto será cortado y arrojado al fuego.’  La gente le preguntaba: ‘Pues ¿qué debemos hacer?’  Y él les respondía: ‘El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo.’”

            El querido San Lucas, con tantos datos para identificar el tiempo con personajes, más parece historiador que médico; pero gracias a él y a su interés por estos registros, es que hoy podemos identificar el momento sin necesidad de ‘gastar’ nuestra Fe.  Y sin embargo, hay muchos que no le creen.  Yo sí; y por eso le tomo como referencia para ubicar con exactitud aquello que los profetas llamaban “la plenitud de los tiempos”.  Y qué más plenitud del tiempo que la aparición en cuerpo humano y Alma Divina de El Salvador. 

            Para este momento, ¡hace treinta años que se te está acabando el tiempo Satanás!; ahora más que nunca esto es un hecho, porque ya apareció el Mensajero del Señor, el hijo de Zacarías e Isabel, aquél que tú quisiste impedir que naciera en virtud de la edad de sus padres, pero que Dios trajo a este mundo para ejecutar Su Voluntad: que fuera Su Precursor.  Ahora sí se te va a complicar el acecho sobre el Mesías porque Su Unción se acerca; vas a intentar muchas de tus canalladas, pero Cristo responderá a todas como Divino Ser que es: ‘con el bien (que es Él), vencerá al mal (que eres tú).  El último profeta mesiánico está en plena actividad; Juan el Bautista ha iniciado su predicación preparando el camino para ‘El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo’.

            Miles de años de soberanía del pecado sobre la humanidad están tocando a su fin.  Ya nada impedirá que La Salvación, tantas veces ofrecida y siempre anhelada, esté al alcance de todos, bien sea de justos o de pecadores que quieran arrepentirse.  Los cuatro Evangelistas concuerdan con la importancia de Juan el Bautista en el inicio del Ministerio de Jesús de Nazaret; inclusive Marcos comienza su narración precisamente con este evento. 

            ¿Qué dónde está el acecho del Demonio sobre el Mesías?  Precisamente en la gente que escucha a Juan el Bautista.  Satanás ha empezado a confundirlos y quiere hacerles pensar que éste es el Mesías; ha iniciado con la duda (como ha hecho siempre), para ir sembrando la incredulidad en neófitos y letrados, a fin de que, una vez que ésta crezca, las palabras de Cristo Jesús no sean tomadas en cuenta como la Buena Nueva, sino como ‘el decir de uno más de los falsos profetas’.  No le conviene al Diablo que todos escuchen, aprendan y cambien sus vidas; para eso quiere la incertidumbre, para complicarle el camino al Redentor.

            El mismo Juan el Bautista aclarará este asunto cuando diga “. . . Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias.  Yo os bautizo con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo. . .”  Sin embargo, y sabiendo el Demonio que todo esto ha de suceder, ha iniciado su vieja campaña de descrédito de La Verdad, haciendo pensar a los más débiles e ilusos, que Juan el Bautista puede ser el Mesías.

            Confusión, división, duda; nada mejor para mortificar la mente y el alma humana.  Satán lo sabe, por eso las usa, para mantenerse al acecho del Mesías.

 

Afectísimo en Cristo de todos ustedes,

 

Antonio Garelli

 

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Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.



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