LA VUELTA DE EGIPTO A GALILEA (7de77)

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¡Alabado sea Jesucristo!

 México, D.F., Agosto 15 del 2014

 I.7.- LA VUELTA DE EGIPTO A GALILEA                           

(Mt 2, 19-23;)

 “Muerto Herodes, el ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: ‘Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y vete a la tierra de Israel’.  Pero al enterarse que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y, avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea, y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese lo dicho por los profetas: ‘Será llamado Nazareo.’”

             Si de ida fue malo, de regreso no tenía por qué no serlo; sin embargo, ahora tenían el aliciente de regresar a su tierra, a su casa, con sus parientes.  Igual que en el primer viaje, nada les sucedió.  Los tres, Jesús, María y José, son cinco años mayores; eso fue lo que permanecieron en Egipto.  Nada sabemos de la estancia del Niño Dios y sus padres humanos en tan contrarias tierras para judíos.  Lo que sí sabemos, es que muerto Herodes, el Ángel Guardián de Jesús (¡qué tamaño de responsabilidad le asignaron!) le avisó a José que aquella turbulenta etapa de sus connacionales, había cesado. 

            ¿Qué habrá hecho Dios para esconderle durante cinco años al Demonio, al Niño Jesús?  Ni siquiera me lo imagino, pero así fue.  Si algo hubiese sucedido, alguno de los Evangelistas lo habría escrito.  Pudo haber sido Mateo, el Cronista del Mesías; o Lucano, quien recibió de María Madre los pormenores de la vida de su Hijo antes de ser ungido; o Marcos, como algún detalle ‘muy humano’ de la vida del Señor; o hasta el mismo Juan, su consentido.  Ninguno relata algo sobre este tiempo; esto nada más representa una cosa, nada de lo que vivieron en esos años tuvo algo que ver con nuestra redención, por eso no hay nada escrito.

            Dios siempre ‘juega limpio’.  Es fiel a sus promesas, es justo en sus decisiones; hasta es condescendiente con nuestras debilidades cuando buscamos el bien, siempre nos da una segunda oportunidad.  Pero con el Demonio es intransigente, porque éste nunca ha querido adorarle.  Y habiendo visto el Padre de lo que era capaz el Diablo, mantuvo a su Hijo retirado de las insidias del Satán hasta que el Niño fuese Hombre.

            Sin embargo, otras oportunidades se presentarán (en virtud de la debilidad humana), y el Demonio las aprovechará siempre.  ¡Porque siempre estará al acecho del Mesías!

 

Afectísimo en Cristo de todos ustedes,

 

Antonio Garelli

 

 

Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.

 



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