SAN PEDRO, VICARIO DE CRISTO Y PRÍNCIPE DE LOS APÓSTOLES

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¡Alabado sea Jesucristo!

 Junio 29 del 2014

 SAN PEDRO, VICARIO DE CRISTO

Y PRÍNCIPE DE LOS APÓSTOLES

 El Gloriosísimo Príncipe de los Apóstoles, San Pedro, fue galileo de nacimiento, natural de Bethsaida; y vivía del oficio de pescar. Fue hermano de San Andrés, y se dice que estaba casado con una mujer llamada Perpetua; y que tuvo una hija que fue Santa Petronila. San Andrés fue quien lo llevó a Cristo, y el Señor, así que le vio, le dijo: “Tú eres Simón, pero de hoy más te llamarás Pedro, que vale lo mismo que piedra.”; porque habría de ser piedra fundamental de su Iglesia.

Viendo otro día el Señor a los dos hermanos que estaban pescando, les dijo: “Venid en pos de mí para ser pescadores, no de peces, sino de hombres.” Y ellos, dejando sus redes le siguieron. San Pedro era el que siempre acompañaba al Señor, aun en las cosas más secretas; como cuando se transfiguró en el Monte Tabor, o cuando resucitó a la hija de Jairo y cuando se apartó a orar en el huerto.

Él fue en cuya barca entró nuestro Señor a predicar; él quien confesó a Cristo por Hijo de Dios Vivo y se ofreció con denuedo a cualquier peligro y muerte, por su amor. Y aunque permitió el Señor que le negase para que conociese su flaqueza humana, con todo, después de la Resurrección, le preguntó el Señor si le amaba más que todos los demás apóstoles y discípulos; y confesando Pedro que mucho le amaba, Jesucristo le hizo pastor universal de toda su Iglesia.

 El día de Pentecostés, fue el primero que predicó, convirtiendo con su sermón a tres mil almas; y en otro a más de cinco mil. También hizo los primeros y estupendos milagros con que comenzó a acreditarse la predicación apostólica; dando la salud a innumerables enfermos que traían de toda la comarca de Jerusalén, a los cuales ponían en las plazas, para que cuando San Pedro pasara, tocando siquiera la sombra de su cuerpo a alguno de ellos, todos quedasen sanos.

Tuvo San Pedro su cátedra de Vicario de Cristo, siete años en Antioquía y veinticuatro años en Roma; y como entre los innumerables ciudadanos romanos que habían recibido la Fe del Santo Apóstol, hubiese dos damas amigas de Nerón, el emperador, que, con el Bautismo habían recibido del don de la castidad, y se habían apartado del trato ruin de Nerón; este monstruo de crueldad y lujuria mandó encerrar a los dos Apóstoles Pedro y Pablo en la cárcel de Memertino; y luego dio sentencia que San Pedro fuera crucificado y Pablo, cual ciudadano romano, fuera decapitado.

De esta manera acabó su vida el Príncipe de los Apóstoles, imitando con su muerte la de Cristo clavado en la cruz, aunque por tenerse por indigno de morir en forma que el Señor había estado, rogó a los verdugos que le crucificasen cabeza abajo. Fue el año 67, treinta y cuatro años después de la muerte de Jesucristo y con sesenta y dos años de edad. San Pedro, Vicario de Cristo y Príncipe de los Apóstoles, ¡Ruega por nosotros!

Afectísimo en Cristo de todos ustedes,

 

Antonio Garelli

 

 

Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.

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