Aquel cerdito que recibió poderes por el científico no sabía qué hacer, estaba confundido.
De regreso ya en la granja a la que pertenecía, quería llevar su rutina como normalmente lo hizo por años pero el revolcarse por el lodo y comer solo desechos del granjero o maíz, ya no le satisfacía. Necesitaba hacer algo más. Su amada rutina ya no lo llenaba y pretender ser solo un cerdo, no era lo suyo entonces...