¡Alabado sea Jesucristo!
México, D.F., Febrero 15 de 2015
IV.10.- LA TRAICIÓN DE JUDAS
(Mt 26, 3-4 y 14-16; Mc 14, 10-11; Lc 22, 3-6)
“Entonces los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron en el palacio del Sumo Sacerdote, llamado Caifás; y se pusieron de acuerdo para prender a Jesús con engaño y darle muerte. . . Y uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los sumos sacerdotes, y les dijo: ‘¿Qué queréis darme, y yo os lo entregaré.’ Ellos le asignaron treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregarle.”
Evangelio según San Mateo
“Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era del número de los Doce. Éste se fue a concertar con los sumos sacerdotes y los jefes de la guardia el modo de entregárselo. Ellos se alegraron y quedaron con él en darle dinero. Él aceptó y andaba buscando la oportunidad para entregarle sin que la gente lo advirtiera.”
Evangelio según San Lucas
Leví (Mateo), el gran amigo de Jesús; el más respetado entre los Apóstoles por sus conocimientos acerca de las tradiciones del pueblo judío, es el primero que escribe acerca de “La Buena Nueva (El Evangelio) de Jesús de Nazaret” (así es como debiera ser, ya que los Evangelistas se limitan a reseñar ‘según’ lo que ellos vivieron, oyeron o investigaron; y por supuesto, lo que el Espíritu Santo les inspiró). Me imagino a este Leví de Cafarnaúm, escribiendo en hebreo (arameo) para los israelitas y judíos conversos al cristianismo más conservadores de sus tradiciones; explicándoles con detalles finos los acontecimientos de aquellos días de Gloria con el Señor en vida humana. Cuánto pudo haberle dolido reseñar este aciago momento: la traición de Judas.
Si alguien sabía muy bien del acecho del Demonio hacia el Mesías, ese era Leví. Los estudios realizados para escriba en su adolescencia y juventud le han dieron una visión muy diferente respecto del Salvador. Es manifiesto su afán de aclarar a todas luces la Divinidad del Señor, respaldándola con eventos narrados en los antiguos escritos del pueblo de Israel (La Ley y Los Profetas). Baste señalar que es el que más referencias hace en sus escritos a las profecías o costumbres de sus antepasados.
En las citas que aquí se consideran, se nota fácilmente la diferencia entre los escritos de Mateo y los de los otros Evangelistas; en este caso, Lucano. El primero va al detalle significativo: ‘. . . Ellos le asignaron treinta monedas de plata. . .’; el segundo generaliza: ‘. . . Ellos se alegraron y quedaron con él en darle dinero. . .’
Cuando un judío lee que Judas Iscariote iba a recibir dinero por entregar al Divino Maestro, piensa que se está vendiendo a los Sumos Sacerdotes y escribas; (lo cual sería recibir soborno por su traición); pero cuando ese mismo judío lee que a Judas le pagarían treinta monedas de plata por entregar a Cristo, entonces sabe el significado de eso; SABE QUE LO ESTÁ VENDIENDO A PRECIO DE ESCLAVO, (acción que denota un gran desprecio por la persona del Señor). Y hay una gran diferencia en la apreciación sobre el mismo acontecimiento.
Era tal el celo que mostraban los judíos por conservar las costumbres y tradiciones, que los actos contra ellas eran vistos como una gran ofensa; dejando caer sobre los infractores todo el peso de la Ley que fuera posible. Igualmente, la traición era de los actos más despreciables dentro de la moral judía y era penado con la lapidación del que hubiese perpetrado la falta.
Pero la traición de Judas Iscariote no solo tiene tintes morales, legales o tradicionales; este es un problema mayor, toda vez que denota claramente el acecho del Demonio sobre el Mesías, pues no es un discípulo común el que la realiza, sino alguien a quien el Señor le había otorgado confianza con respecto a los demás: era ‘el encargado de la bolsa’, el que manejaba el dinero del grupo. Aún hoy en día es fácilmente comprensible este hecho, pues para dejarle a alguien manejar los recursos financieros, requiere al menos, responder a la confianza que de los demás ha recibido. Allí fue donde realmente golpeó el Satán, no solo al Divino Maestro, sino a la moral de todo el grupo de Apóstoles y discípulos. La imaginación de cada uno de los ofendidos volaría fácilmente a niveles de decepción profunda, causando un desánimo absolutamente natural.
No cabe duda, hasta de lo poco que tengamos se aprovechará el Diablo para hacernos caer, para renegar de Dios. Te saliste con la tuya Satanás; has dado el golpe más bajo hasta este momento. Pero el Mesías contrarrestará tu ofensa de mal con donación de bien.
Afectísimo en Cristo de todos ustedes,
Antonio Garelli
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