Arriesgar tu vida para salvar otra es probablemente el esfuerzo más heroico que un ser humano puede emprender. Arriesgar tu vida para salvar cien más es algo que ni siquiera puedo comprender. Esto es lo que  John Riordan hizo en Vietnam hace 40 años.

En 1975 Saigon -ahora conocido como Ho Chi Minh City - estaba a punto de derrumbarse. El Norte de las tropas Vietnamitas habían rodeado la ciudad y las noticias de masacres civiles estaban aterrorizando a la población del Sur de Vietnam. Durante ese tiempo, Mr. Riordan estaba trabajando como asistente del gerente de una sucursal de Citibank, y era responsable de un personal de más de cien vietnamitas del sur. Finalmente, llegó la hora de que todos los estadounidenses dejaran el país, y así lo hizo. Aun que, en vez de abandonarlos a su destino, Mr. Riordan regresó de Vietnam y encontró una manera de poner a salvo a todos sus compañeros.

¿Cómo lo hizo? Él hizo una familia, una enorme familia. Falsificó actas de nacimiento y fue al centro de evacuación con una falsa esposa y falsos hijos (algunos más grandes que él). Las autoridades se apresuraron a verificar la edad real de todos, y su "familia" estaba planeando como salir de Vietnam. A fin de salvar a todos, él ejecutó este plan doce veces, con el riesgo de ser descubierto en cada viaje. Salvó la vida de 105 personas que seguramente habrían sido víctimas de las represalias de Vietnam del norte por haber ayudado a los estadounidenses. Después de que se les dio una nueva oportunidad de vivir, esas personas se convirtieron en ciudadanos estadounidenses, y pueden agradecer a Mr. Riordan si sus vidas ahora estan bendecidas con hijos y nietos.

La historia de John Riordan es extraordinaria, y simboliza el amor entre las personas de diferentes etnias y culturas. Él pudo haberse quedado en la seguridad de su casa en Estados Unidos. En vez de eso, eligió regresar cuando todos se estaban yendo, arriesgando su vida para salvar a la gente con la que no tenía en común más que el lugar de trabajo. Desafortunadamente, esta actitud hacia los demás seres humanos es muy difícil de encontrar. En estos tiempos no pasa un día sin que se oiga en las noticias sobre un crimen por el odio que envuelve a personas de diferentes nacionalidades, color de piel, religión, política o preferencias sexuales. Algunas personas siguen siendo intolerantes o sintiendo miedo - o ambas - de quienes son "diferentes", y se esfuerzan por comprender lo que les falta.

La diversidad no es un obstácul, si no, una oportunidad. Abre las mentes, desata los nudos mentales, abarca heterogeneidad y celebra la humanidad como lo que realmente es: diversa. A pesar de que la guerra de Vietnam terminó hace 40 años, aún hay una fractura cultural entre el Norte y el Sur de Vietnam, y cuando viajé a ese maravilloso país en 2010 lo sentí. Experimenté esa hostilidad, y vi con mis propios ojos que algunas cosas no pueden ser borradas de los corazones de algunos vietnamitas. Sin embargo, también vi una generación de nuevos ciudadanos, dispuestos a derribar la desconfianza de la cultura, y seguir adelante con sus vidas. Vietnam no es exactamente la nación más libre y democrática del mundo, y los jóvenes Vietnamitas tienen asuntos más importantes que continuar con la tradición de odio que pasaron por sus padres. Tal vez un Vietnam democrático no se logrará por algún tiempo, pero un Vietnam más unido es sin duda alcanzable.

Las estrategias de los medios sociales pueden ayuar a sanar las heridas del pasado. Compartir una historia en  redes sociales puede tener un efecto liberador en el escritor afligido, y puede ayudar a lectores con traumas a encontrar respuestas más constructivas que el odio. Ta vez si todos escribieran un blog sobre sus miedos a la diversidad, más gente encontraría soluciones viables, lo que demuestra que, después de todo, todos somos ciudadanos digitales del mismo planeta. Cada vez que nos enfrentamos a la fricción entre las diferentes culturas, si alimentamos a una campaña de medios sociales para encontrar formas efectivas para aplicar la paz, ¿no será un mundo mejor? ¿Es sólo una utopía?

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