Todo tiene un principio, y esta historia inicia con un chico llamado Alexander, era un chico normal de 21 años, tenía una gran familia, era un buen estudiante, vivía en el Estado de México, pero un día salió de vacaciones, exactamente a Zacatecas, para visitar a su familia, los primeros días fueron muy normales, pero una noche, sintió mucha desesperación por lo que decidió salir a caminar, no le importó que fuera de noche, y que estaba en un rancho, donde sólo se escuchaba la naturaleza, sin más ni más, él comenzó a caminar sin rumbo fijo, llego a las vías del tren, las siguió y de pronto llegó un puente, un puente que nunca había visto, también vio un lago, pero no cualquier lago, tenía algo especial así que se acercó y de la nada no supo qué pasó, pero ya se encontraba dentro del agua, el intento moverse, pero no lograba gritaba pero nadie lo escuchaba y después de muchos intentos se dio por vencido, se quedó flotando viendo la luna y de pronto Alexander se empezó a elevar, no sabía que pasaba, se estaba dirigiendo la luna, pero de pronto volvió a caer al mismo lago, sin embargo esta vez sí puedo salir de él, pero cuando se dio cuenta el lago ya no estaba no espero más y empezó a correr llego a su cuarto y se encerró, se dirigió a la cama pero él se tropezó, esperaba ya estar en el suelo pero no, ¡él estaba flotando!, se dirigió a la cocina a tomar agua, no lo podía creer, entonces al tomar el vaso, por accidente se le cayó y en un movimiento con sus manos noto que el sostuvo el agua, finalmente se pasó toda la noche descubriendo, notando así que él podía volar, manejar, congelar y evaporar el agua.